26.4.06

Llevarse la casa al trabajo

No hace demasiado me contaron la historia de un hombre que, debido al tiempo que pasaba metido en la oficina, empezó a tener problemas en su matrimonio. Se ve que su mujer le recriminaba que ya casi no se veían, que casi no hablaban, y que su vida en común (dicho con todo el sarcasmo) se había convertido en un asco. Pues bien, se ve que al hombre no se le ocurrió nada mejor que comentarle esta situación a su jefe, pidiéndole que por favor también contratara a su mujer. Su jefe, en un alarde de comprensión, accedió a los deseos de su trabajador y contrató a la mujer para no separar al matrimonio. Y así fue cómo pasaron de no verse en todo el día estar cada uno en una punta de la oficina, sentados el uno de espaldas a la otra, sin dirijirse la palabra en diez horas más que por teléfono, cuando él –como superior directo de ella– tenía que pedirle algún trámite.
Pobre diablo, menuda idea la suya, no me extraña que su mujer acabe de dimitir y estén ahora en trámites de divorcio.

25.4.06

Sueño lúcido

Ha vuelto a pasarme. Esta noche, mientras dormía, he soñado que podía volar. De hecho, he empezado a volar cuando me he dado cuenta de que todo lo que me rodeaba –el mar, una playa, una ciudad de altos edificios– no era real, sino un simple sueño. Y como la otra vez que me pasó esto mismo –es decir, que detecté que estaba dormido–, no se me ha ocurrido hacer otra cosa que ponerme a volar. Y ha sido divertido. Al principio he tenido un poco de miedo –volar, ni que sea en sueños, no deja de ser una cosa que acongoje un poco–, pero después he disfrutado de lo lindo. Y por cierto, tú estabas allí conmigo. Hemos volado juntos. Nos hemos reído. Pero no ha durado mucho. El sueño ha cambiado y ya no recuerdo qué pasaba después. Por eso, y como ya me pasó la otra vez, me he despertado con una sensación rara. Y ahora ya no sé si este sueño ha sido lúcido de verdad o sólo ha sido un sueño dentro de otro, un sueño cualquiera en el que en realidad yo no controlaba nada.

21.4.06

La Otra

No aguantamos mucho tiempo dentro de la sala. Pasada media hora la cogí de la mano y le dije que saliéramos de allí, que si no iba a vomitar. En el taxi, yo empapado en sudor frío, me preguntó si no me había gustado nada de la película. Le dije que sí, que la actriz que interpretaba a mi ex mujer estaba muy buena. Le dije que mi ex estaba como para tirarse por la ventana de lo guapa que era. Y que la actriz de la película me había hecho acordarme de ella. Que hasta me había puesto cachondo. El resto del trayecto de vuelta a casa lo hicimos en silencio. Enseguida supe que le había molestado mi comentario. Y por primera vez en seis meses, aquella noche me encerré en el cuarto de baño para hacerme una paja.

20.4.06

Notas para intentar cazar un sentimiento

Estás en tierra de nadie.
No tienes a nadie con quien compartir tus cosas.
Sentirse solo no es más que sentirse diferente.
La soledad es un sentimiento que se retroalimenta, puesto que no puedes decirle a nadie que te sientes solo, y eso hace que tu soledad sea todavía peor.
Soledad es tener algo que decir pero no saber cómo decirlo.
Soledad es abandono, tristeza, desesperación, falta de autoestima (porque al fin y al cabo, si estás solo es porque algo en ti falla).
Soledad es la creación de un mundo interior, retraimiento, diferencia, extrañeza.
Soledad es el deseo nunca satisfecho, no estar a gusto con uno mismo, querer ser quien no se es.
Soledad es pretender agradar a los demás a costa de la humillación.

18.4.06

Víctimas del asfalto

Ayer, en la redacción del diario, discutíamos sobre si las muertes por accidente de tráfico en la ciudad entraban dentro de las estadísticas de la DGT a la hora de contabilizar las víctimas en carretera durante los desplazamientos de Semana Santa. Yo decía que no, que no tenían nada que ver, aunque mi jefe decía que sí, que todos los muertos entraban estos días en el mismo saco.

Hoy, poco después de extrañarse porque no he ido a trabajar, mis compañeros se enterarán de que la lluvia y un resbalón desafortunado metieron mi moto bajo las ruedas de un autobús al volver del trabajo. Y supongo que se pasarán el resto del día preguntándose si mi muerte habrá sumado o no en las 107 víctimas de este año.

11.4.06

Atracos cotidianos

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Café + Cortado = 2,80 euros = 466 pesetas
Estoy seguro de que si ahora, de golpe, se volviera a cobrar en pesetas, ser camarero se convertiría en una profesión de alto riesgo.
Por las hostias que se llevarían, lo digo.

10.4.06

Y por último...

A ti te dejé para el final, no porque fueras menos importante, sino porque después de ti ya no quería a nadie más.
Mi postre favorito, el final perfecto para un día hasta entonces incompleto.

5.4.06

Sí, pero...

...es que he decidido convertirme en la excepción que confirma las reglas. Por eso, a partir de ahora, cuando me veáis hacer algo mal, cuando lleve la contraria, cuando me equivoque, cuando rompa las normas, cuando me comporte de forma estúpida e inesperada,
no me amonestéis,
pensad que lo hago por vuestro bien,
por dejaros en buen lugar,
para demostrar que sois vosotros,
y no yo,
los que tenéis razón.

4.4.06

Hotel

Durante mucho tiempo fantaseé con la posibilidad de vivir de hotel en hotel. Buscar mi habitación por silenciosos pasillos enmoquetados, dormir cada noche entre sábanas limpias, cada noche en una cama diferente, ducharme por las mañanas usando un pequeño pote de jabón, afeitarme con maquinillas desechables, desayunar siempre café con leche, tostadas y un zumo de naranja. Durante mucho tiempo fantaseé con no echar raíces en ningún lado, ser nómada en una ciudad de sedentarios, no poseer más que lo que entrara en una pequeña maleta.
Pero eso era hace tiempo. Ahora desayuno café con leche y lo que tenga a mano, y si me quisiera mudar me harían falta un montón de cajas de cartón. Los años se han encargado de clavarme al suelo, echando raíces por mí, aunque no me quejo. O sí: nunca me gustó hacerme la cama.

3.4.06

La red está que arde...

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...suerte que Firefox está ahí para ayudarte.