"Tengo la tranquilidad de haber actuado bien"
"La relación entre terrorismos islámicos y no islámicos es un hecho incontestable"
"Si las elecciones, en lugar de haberse convocado para el 14 de marzo, se hubieran convocado el 7 de marzo, entonces los atentados hubieran sido el 4 de marzo"
"Los autores intelectuales de los atentados y los encargados de la planificación no andan en montañas lejanas ni en desiertos remotos"
"Los que mintieron y manipularon fueron otros"
Lo que más me molesta de toda su hueca palabrería es el eco que todavía deja en la prensa.
30.11.04
29.11.04
Y al octavo día, Dios creó el hobby
Y tú, ¿a qué te dedicas? Más temprano que tarde, esta pregunta acaba apareciendo cuando acabas de conocer a alguien. O la haces tú o te la hacen, nunca falla. Depende de quién sea el más rápido.
Así como quien se dedica a ayudar a gente con problemas de movilidad no hace más que ver escalones y obstáculos por todos lados, o quien vende sanitarios no hace más que fijarse en los lavabos que visita –ese modelo de taza con doble tipo de descarga: la pequeña para sentirse ecológico, la grande para llevarse cañería abajo esa terrible cagada–, en el fondo no somos más que lo que hacemos. Soy abogado; soy periodista; soy comercial; soy electricista. Soy mi trabajo.
A algunos –los más afortunados–, esta confusión entre el "ser" y el "trabajar de" les está bien. Son los que consiguen hacer de su vocación su forma de vida, los que viven su trabajo con pasión. El resto se conforma (o acepta como normal) esta curiosa forma de esquizofrenia.
Y a ti, ¿qué te habría gustado ser? Si conseguimos intimar un poco con esa persona a la que acabamos de conocer, podremos lanzarle esta pregunta. A veces las respuestas son increíbles, nada que ver con la realidad del que las da. Y –esto pasa siempre– su mirada suele brillar de forma especial cuando se explica.
En el mejor de los casos, estas personas darán rienda suelta a sus pasiones en el tiempo libre. Por eso pienso a menudo que al octavo día, cansado ya de su trabajo (los lunes son siempre un mal día), Dios creó el hobby.
Feliz semana.
Así como quien se dedica a ayudar a gente con problemas de movilidad no hace más que ver escalones y obstáculos por todos lados, o quien vende sanitarios no hace más que fijarse en los lavabos que visita –ese modelo de taza con doble tipo de descarga: la pequeña para sentirse ecológico, la grande para llevarse cañería abajo esa terrible cagada–, en el fondo no somos más que lo que hacemos. Soy abogado; soy periodista; soy comercial; soy electricista. Soy mi trabajo.
A algunos –los más afortunados–, esta confusión entre el "ser" y el "trabajar de" les está bien. Son los que consiguen hacer de su vocación su forma de vida, los que viven su trabajo con pasión. El resto se conforma (o acepta como normal) esta curiosa forma de esquizofrenia.
Y a ti, ¿qué te habría gustado ser? Si conseguimos intimar un poco con esa persona a la que acabamos de conocer, podremos lanzarle esta pregunta. A veces las respuestas son increíbles, nada que ver con la realidad del que las da. Y –esto pasa siempre– su mirada suele brillar de forma especial cuando se explica.
En el mejor de los casos, estas personas darán rienda suelta a sus pasiones en el tiempo libre. Por eso pienso a menudo que al octavo día, cansado ya de su trabajo (los lunes son siempre un mal día), Dios creó el hobby.
Feliz semana.
25.11.04
Con el café atravesado
Vengo asqueado, con el estómago revuelto, después de leer en La Vanguardia esta noticia de hoy:
"Brutal linchamiento de tres policías en un barrio de la capital de México"
La multitud creyó que eran secuestradores de niños y les quemó vivos tras 4 horas de suplicio
Peor aún me he visto cuando me he encontrado a Toni Negri hablando de multitudes inteligentes en la contraportada del mismo diario:
"La multitud debería disponer de las armas"
¿Multitudes inteligentes? ¿Multitudes armadas? No sé yo…
Al menos, el día trae una buena noticia.
"Brutal linchamiento de tres policías en un barrio de la capital de México"
La multitud creyó que eran secuestradores de niños y les quemó vivos tras 4 horas de suplicio
Peor aún me he visto cuando me he encontrado a Toni Negri hablando de multitudes inteligentes en la contraportada del mismo diario:
"La multitud debería disponer de las armas"
¿Multitudes inteligentes? ¿Multitudes armadas? No sé yo…
Al menos, el día trae una buena noticia.
24.11.04
Cabeza de chorlito
Como cada mañana, me echo un rápido vistazo en el espejo justo antes de salir de casa. Algo va mal. ¿Dónde está? Vuelvo a mi habitación, rebusco entre las sábanas, pero nada. Tanteo debajo de la mesa, por si se ha caído mientras soñaba. Tampoco la encuentro sobre la silla, no fuera que por fin le hubiera dado por sentarse. Y se hace tarde, tengo que ir al trabajo. En un último intento, pregunto al conserje si la ha visto salir de casa. Me dice que no, que aparte de la del chalado del tercero (que siempre sale media hora después que él, con cara de sueño) no ha visto nada. Primero me resigno, pero enseguida enloquezco. Serás capullo, me digo, la has perdido. Y no lo siento tanto por ella, mi cabeza, como por todas las buenas ideas que tenía para hoy.
23.11.04
22.11.04
Agitado, no removido
Entre muchas otras, una de las cosas más insoportables que nos trae la Navidad son los anuncios. Sufrimos la publicidad todo el año, pero estas fechas tienen sus propios clásicos. Anuncios que vuelven a casa por Navidad, que apestan en las distancias cortas. Hay uno que me ataca en particular: es un anuncio interminable, lleno de tías corriendo y bailando embuchadas en trajes de natación dorados (burbujas, las llaman), y con el famosete de turno asomando la cartera (quise decir la cabeza) para felicitarme las fiestas copa de cava (caliente) en mano.
Como suele pasarme cuando me insisten mucho en algo (y quien no me crea que acuda a la e-meroteca), acabo haciendo todo lo contrario. Así que desde hace un par de años estoy consiguiendo escapar de ese minuto y medio de tortura gasificada gracias a mis buenos reflejos y a un mando a distancia con pilas nuevas. No es tarea fácil: en una sucia encerrona, este spot suele pasarse a la misma hora en varios canales a la vez, de manera que o apagas la tele o aprovechas el corte publicitario para ir al baño, tú eliges.
Pero lo peor no es eso: lo peor es que te avisen por todos lados de su estreno, no fuera caso que te lo perdieras. Es decir –y en un penoso juego de palabras–, que te anuncien el anuncio. Leo que el de este año lo perpetra Bond (¿pero este tío no bebía martini con vodka?) acompañado de una bonita chica de apropiado nombre para el producto anunciado. Es algo que nunca entenderé, un anuncio siendo noticia. Lo mismo me pasa cuando me informan en la sección de deportes del telediario sobre el nuevo spot de esa marca de ropa deportiva (en el que pronto veremos al primo de Neo dándole patadas al balón mientras vuela) o –también típica de estas fiestas– cuando asisto a esa estúpida disquisición sobre cuál será el último anuncio del año, el más caro del mundo. Como si en ese momento nos importara algo más que no atragantarnos con las uvas.
Bien pensado, igual lo que les interesa no es el anuncio en sí (que este año será más corto), sino que se hable de él, que se les haga publicidad indirecta. Ay, justo lo que acabo de hacer ahora...
Por favor, olviden todo lo que acaban de leer.
Feliz lunes.
Como suele pasarme cuando me insisten mucho en algo (y quien no me crea que acuda a la e-meroteca), acabo haciendo todo lo contrario. Así que desde hace un par de años estoy consiguiendo escapar de ese minuto y medio de tortura gasificada gracias a mis buenos reflejos y a un mando a distancia con pilas nuevas. No es tarea fácil: en una sucia encerrona, este spot suele pasarse a la misma hora en varios canales a la vez, de manera que o apagas la tele o aprovechas el corte publicitario para ir al baño, tú eliges.
Pero lo peor no es eso: lo peor es que te avisen por todos lados de su estreno, no fuera caso que te lo perdieras. Es decir –y en un penoso juego de palabras–, que te anuncien el anuncio. Leo que el de este año lo perpetra Bond (¿pero este tío no bebía martini con vodka?) acompañado de una bonita chica de apropiado nombre para el producto anunciado. Es algo que nunca entenderé, un anuncio siendo noticia. Lo mismo me pasa cuando me informan en la sección de deportes del telediario sobre el nuevo spot de esa marca de ropa deportiva (en el que pronto veremos al primo de Neo dándole patadas al balón mientras vuela) o –también típica de estas fiestas– cuando asisto a esa estúpida disquisición sobre cuál será el último anuncio del año, el más caro del mundo. Como si en ese momento nos importara algo más que no atragantarnos con las uvas.
Bien pensado, igual lo que les interesa no es el anuncio en sí (que este año será más corto), sino que se hable de él, que se les haga publicidad indirecta. Ay, justo lo que acabo de hacer ahora...
Por favor, olviden todo lo que acaban de leer.
Feliz lunes.
18.11.04
Correo no deseado (de un indeseable)
No, no es un fake.Todavía no me creo este correo que he recibido.
Nada más llegar, me ha saltado el antivirus.
No me extraña; visto el remitente, tenía que ser un gusano de los gordos.
N la lengua d Zervantes
Ya pueden ustedes enviar un SMS al 1547 con la palabra clave RAE seguida de un espacio y opinar sobre el estado de salud de nuestro kerido diccionario.
Los akademikos se pndran mu kontentos. Muxo.
Coste del servicio: 332.610.000 euros por mensaje, impuestos indirectos por colonización no incluidos.
Los akademikos se pndran mu kontentos. Muxo.
Coste del servicio: 332.610.000 euros por mensaje, impuestos indirectos por colonización no incluidos.
17.11.04
Como una moto voy...
A uno, con las estadísticas, le entra a veces la risa fácil. Resulta que la media de ocupación de los coches en Barcelona es de 1,2 personas por vehículo. Es decir, el que conduce y una pierna suelta. O un par de brazos, que ocupan poco. Ante tan macabra constatación, la Generalitat piensa adoptar medidas para conseguir "estándares" de 1,8 personas por coche. Eso ya está mejor: a juzgar cómo conducen algunos, bastará con que lleven a alguien.
En otro orden de cosas, aunque sin subirme todavía a la acera, está la foto que ilustra esta tontería de hoy. La imagen es de Saigón, pero me juego el cuello a que Barcelona será así en cuanto llegue el calorcito. Porque no veas la de cola que hay para comprar una moto. La "Spooky" (osea, te lo juro por mi "Scoopy") agotada hasta febrero. No me extraña. Si es que el carnet de moto ahora lo regalan, oiga. ¿Y he dicho que me jugaba el cuello? No pasa nada, si pierdo la cabeza me compraré un coche. Y no se preocupen, que iré siempre acompañado.
Fe de e-ratas: Saigón ya no existe. Ahora se llama Ciudad Ho Chi Minh. Gracias a Biafra por la enmienda.
16.11.04
Quien avisa no es traidor
Menuda manera de empezar el día. He salido de casa y, después de cruzar la calle, una furgoneta ha tirado al suelo a un motorista. He pasado junto a una escalera y el hombre que limpiaba los cristales de un escaparate ha perdido el equilibrio y caído junto con su cubo lleno de agua. He subido al autobús y la anciana que venía detrás de mí ha tropezado con los escalones. Pobre mujer, ha dejado clavada su dentadura postiza en la puerta del conductor.
No puede ser, me he dicho, pero por si acaso me he sentado al fondo, con la cabeza gacha y sujetando bien fuerte el diario de ayer. Al fin he llegado a la oficina. Y la calefacción no funcionaba. Así que cuidado, amig@ lector@, no vaya a ser que ahora, una vez me abandones, le pase algo a tu ordenador.
No puede ser, me he dicho, pero por si acaso me he sentado al fondo, con la cabeza gacha y sujetando bien fuerte el diario de ayer. Al fin he llegado a la oficina. Y la calefacción no funcionaba. Así que cuidado, amig@ lector@, no vaya a ser que ahora, una vez me abandones, le pase algo a tu ordenador.
15.11.04
Yonquis de la televisión
Nuestro gobierno se ha propuesto meter la escoba dentro de la caja tonta. Dice que lo que sale de ahí huele a podrido, que es intolerable que toda esa miseria entre por los (¿tiernos?) ojos de los niños. Casquería en horario infantil, pornografía de los sentimientos. Ahora bien, ¿cómo se han multiplicado estos programas hasta ocupar toda la parrilla?
La televisión engancha, la televisión es como una droga. Como tal, produce un efecto bien conocido por los adictos a cualquier sustancia: la televisión produce tolerancia. El primer colocón es difícilmente igualable, a partir de ese momento hará falta más y más droga para llegar al mismo cuelgue. Al telespectador le sucede parecido: después del primer cadáver necesitará más y más para removerse en su sillón. Y llegará un momento en que le darán igual 100 que un millón, por lo que ya no querrá ver más muertos: ahora querrá ver cómo mueren. Y si es en directo, mejor que mejor.
Ya no es suficiente con tener noticia de un divorcio. Ahora queremos saber quién es el otro (la otra), cuándo se conocieron, dónde se acostaron por primera vez, qué posición eligieron para hacerlo, ¿fue la del misionero? Queremos imágenes robadas, confesiones bien pagadas, o mejor, queremos que se encuentren todos en un mismo plató, que se insulten, que lloren, que sufran. Queremos verlo todo. Y si con los vivos no llegamos, queremos que se metan con los muertos. Queremos gritos, queremos pleitos. ¡Más droga, esto es la telebasura!
Es una pena, pero así es como nos ven quienes programan nuestra tele de cada día. Yonquis de la televisión, adictos a las emociones fuertes, pupilas insatisfechas que necesitan cada vez más para dilatarse, para engancharse. Sólo eso. Y si para conseguirlo han de saltar por encima de nuestros (¿tiernos?) niños, lo hacen sin dudar. Porque para ellos la culpa será siempre de los padres, que nunca están en casa. Es la audiencia la que manda. La misma audiencia que pide más y más y más.
La televisión engancha, la televisión es como una droga. Como tal, produce un efecto bien conocido por los adictos a cualquier sustancia: la televisión produce tolerancia. El primer colocón es difícilmente igualable, a partir de ese momento hará falta más y más droga para llegar al mismo cuelgue. Al telespectador le sucede parecido: después del primer cadáver necesitará más y más para removerse en su sillón. Y llegará un momento en que le darán igual 100 que un millón, por lo que ya no querrá ver más muertos: ahora querrá ver cómo mueren. Y si es en directo, mejor que mejor.
Ya no es suficiente con tener noticia de un divorcio. Ahora queremos saber quién es el otro (la otra), cuándo se conocieron, dónde se acostaron por primera vez, qué posición eligieron para hacerlo, ¿fue la del misionero? Queremos imágenes robadas, confesiones bien pagadas, o mejor, queremos que se encuentren todos en un mismo plató, que se insulten, que lloren, que sufran. Queremos verlo todo. Y si con los vivos no llegamos, queremos que se metan con los muertos. Queremos gritos, queremos pleitos. ¡Más droga, esto es la telebasura!
Es una pena, pero así es como nos ven quienes programan nuestra tele de cada día. Yonquis de la televisión, adictos a las emociones fuertes, pupilas insatisfechas que necesitan cada vez más para dilatarse, para engancharse. Sólo eso. Y si para conseguirlo han de saltar por encima de nuestros (¿tiernos?) niños, lo hacen sin dudar. Porque para ellos la culpa será siempre de los padres, que nunca están en casa. Es la audiencia la que manda. La misma audiencia que pide más y más y más.
13.11.04
Expiró
Cuentan que un poeta andaba tan falto de inspiración que al final, desesperado como estaba, decidió invertir el proceso creativo. Dicen que gracias a aquello, tuvo un poético entierro.
12.11.04
11.11.04
No sabemos, no contestan
Cuando estudias periodismo, te insisten muy mucho en que toda información ha de responder (como mínimo) a seis preguntas, las 6 w's del periodismo:
Who (Quién): Yasir Arafat
What (Qué): ha muerto
When (Cuándo): el 11 de noviembre, a las 2:30 GMT
Where (Dónde): en el hospital Percy (París)
How (Cómo): ns/nc
Why (Por qué): ¿por qué se ha muerto o por qué no sabemos de qué ha muerto?
Es que me haces cada pregunta más rara...
Who (Quién): Yasir Arafat
What (Qué): ha muerto
When (Cuándo): el 11 de noviembre, a las 2:30 GMT
Where (Dónde): en el hospital Percy (París)
How (Cómo): ns/nc
Why (Por qué): ¿por qué se ha muerto o por qué no sabemos de qué ha muerto?
Es que me haces cada pregunta más rara...
10.11.04
Ahora toca agarrarse los calzoncillos
Que no, hombre, que eso es muy feo. Tienes que mirar el calendario, saber que marzo pasó, que nuestro gobierno cambió. Que este señor de bigotillo imposible ya no pinta nada. Sino, pregúntale a su partido, pregúntale a don Mariano. Igual te dirá que no importa, pero qué te va a decir el pobre, demasiado ocupado está en escapar de la alargada sombra del bigote...
Que no, hombre, que los dos sabéis que esto no está bien. Miradlos sonreír. La risa del que sabe que está metiendo el dedo en el ojo. Quien ríe último ríe mejor, se están diciendo. En otros tiempos, algo así habría sido como golpear la cara de tu adversario con un guante. Mañana al amanecer, no olvide venir con un padrino, escoja usted el arma.
Desde el gobierno de aquí dicen que no pasa nada, que cada uno se ve con quien le da la gana. Pero qué van a decir los pobres, demasiado ocupados están en decir digo donde dijeron Diego...
Ahora toca agarrarse los calzoncillos (para mantener el culo a salvo) y capear el temporal.
9.11.04
Generación-i
Gente que no sabe qué sería de su vida sin internet,
que se levanta por la mañana y se pasa el antivirus por si está acatarrada,
que se descarga el café en una taza para empezar bien la jornada,
que si se aburre con tu conversación se pone el salvapantallas.
Gente para la que el amor es un gusano,
que te sonríe siempre de medio lado,
y que cuando algo les ha ido mal,
desearían poder hacer Ctrl+Alt+Del para volver a empezar.
que se levanta por la mañana y se pasa el antivirus por si está acatarrada,
que se descarga el café en una taza para empezar bien la jornada,
que si se aburre con tu conversación se pone el salvapantallas.
Gente para la que el amor es un gusano,
que te sonríe siempre de medio lado,
y que cuando algo les ha ido mal,
desearían poder hacer Ctrl+Alt+Del para volver a empezar.
8.11.04
Un, dos, tres...
En estas tres semanas de nuevo trabajo (hoy empiezo la cuarta) he visto más cielo del que muchos de mis conciudadanos habrán visto en su vida. No sé porqué, pero los que vivimos en (grandes) ciudades –pongo (grandes) así, entre paréntesis, porque las medidas son algo relativo, siempre en función de con quién o qué te compares– no tenemos mucha costumbre de mirar hacia arriba, salvo cuando tenemos que maldecir la lluvia, el desagüe de un aire acondicionado o un chorro de agua mal regado.
El caso es que en estas tres semanas, cada vez que he girado la cabeza –trabajo de espaldas a la ventana, en un ático– he visto un cielo distinto. Es como el juego de niños aquél: un jugador está de cara a la pared, cuenta hasta tres y, cuando se da la vuelta, el resto de jugadores –que tienen que acercarse al que cuenta mientras está de cara a la pared–, deben quedarse bien quietos si no quieren perder. Lo mismo sucede con el cielo en Barcelona: si me quedo observándolo, parece que las nubes están ahí bien quietas, pero al cabo de un rato vuelvo a mirar y no sólo se han movido, sino que a veces se han ido todas, dejándome solo en este juego.
Podría seguir ahora lanzándome de cabeza a la metáfora, y hablar de cómo las cosas se mueven y cambian a pesar de parecer quietas, pero me apetece dejarlo aquí y seguir con otra cosa. Como tú, amig@ lector, harás ahora mismo…
Un, dos, tres…
un click, y adiós.
El caso es que en estas tres semanas, cada vez que he girado la cabeza –trabajo de espaldas a la ventana, en un ático– he visto un cielo distinto. Es como el juego de niños aquél: un jugador está de cara a la pared, cuenta hasta tres y, cuando se da la vuelta, el resto de jugadores –que tienen que acercarse al que cuenta mientras está de cara a la pared–, deben quedarse bien quietos si no quieren perder. Lo mismo sucede con el cielo en Barcelona: si me quedo observándolo, parece que las nubes están ahí bien quietas, pero al cabo de un rato vuelvo a mirar y no sólo se han movido, sino que a veces se han ido todas, dejándome solo en este juego.
Podría seguir ahora lanzándome de cabeza a la metáfora, y hablar de cómo las cosas se mueven y cambian a pesar de parecer quietas, pero me apetece dejarlo aquí y seguir con otra cosa. Como tú, amig@ lector, harás ahora mismo…
Un, dos, tres…
un click, y adiós.
4.11.04
Hit me baby one more time
En un comunicado anónimo a edda, se nos ha hecho saber que ayer se escuchó a Zapatero canturreando "my loneliness is killing me..." a puerta cerrada en su despacho, y que en los contenedores de la Moncloa se encontraron, rotos, todos los discos de Bruce Springsteen.
3.11.04
Jarabe de palo
Atado a la silla de la cocina, desnudo, arañado, magullado, con un hilillo de sangre escapando de entre mis labios, lo último que me esperaba de ti era una felación. No entiendo por qué te esfuerzas tanto en maltratarme, por qué te gusta tanto humillarme. Ni por qué después pretendes arreglarlo todo de esta manera, poniéndote de rodillas. Tú siempre tan distante, fría como el suelo de esta cocina. En serio, no sé qué esperabas de esto... ¿Que te avisara como siempre?
Holy Shit!
Seguir las elecciones por la red está resultando como ver un partido de fútbol.
A las 9:30...
A las 10:25...
A las 10:30, con una diferencia de 147.613 votos a favor de Bush en Ohio, hago como esos seguidores que, cuando faltan menos de diez minutos para acabar el encuentro, abandonan el estadio cabizbajos, pensando ya en el siguiente partido. Un partido que tardará cuatro años en volver a celebrarse...
A las 9:30...
A las 10:25...
A las 10:30, con una diferencia de 147.613 votos a favor de Bush en Ohio, hago como esos seguidores que, cuando faltan menos de diez minutos para acabar el encuentro, abandonan el estadio cabizbajos, pensando ya en el siguiente partido. Un partido que tardará cuatro años en volver a celebrarse...
2.11.04
Los titulares los carga el diablo
Arrancan las elecciones en Estados Unidos y el mundo titula de esta manera:
La costa este da el pistoletazo de salida a las elecciones de EEUU
"Pistoletazo de salida" es uno de los tópicos más infectos, sobados y extendidos que hay en el periodismo. Basta con poner la expresión de marras en el buscador para darse cuenta del alcance de la infección, para ruborizarse ante la falta de imaginación de los periodistas.
En un planeta lleno de conflictos, guerras y otras formas de violencia, es una pena que también la información se nos sirva a tiros, con olor a pólvora.
La costa este da el pistoletazo de salida a las elecciones de EEUU
"Pistoletazo de salida" es uno de los tópicos más infectos, sobados y extendidos que hay en el periodismo. Basta con poner la expresión de marras en el buscador para darse cuenta del alcance de la infección, para ruborizarse ante la falta de imaginación de los periodistas.
En un planeta lleno de conflictos, guerras y otras formas de violencia, es una pena que también la información se nos sirva a tiros, con olor a pólvora.
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