(nota previa: lo siento de verdad por todos aquellos a quienes lo que más les gusta de mi blog es que los textos sean breves)
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Tenía el título de ¿dónde coño está el frío? ya decidido para hablar de lo que quiero escribir hoy
(o para escribir de lo que quiero hablar hoy, el orden de los factores no altera el discurso)
aunque ahora me doy cuenta de que igual habría sido mejor titular
¿Dónde coño está el otoño?
que además rima y todo,
para preguntarme, una vez más, qué está pasando con las estaciones,
(nota para despistados: primavera, verano, otoño, invierno)
ya que a pesar de estar con un pie en noviembre sigue haciendo calor, cuando hace años lo normal por estas fechas era haber hecho ya el cambio de armario; ir con jerseys de cuello alto, guantes y bufanda, y follar a gusto debajo de un buen edredón.
Pues no: uno sigue haciéndolo encima de las sábanas y sudando como un pollo, vistiendo prácticamente igual que a finales de agosto y esperando a que un buen día
(o malo, según se mire)
el invierno llegue a traición y le pille, en manga corta y una triste chaqueta, tiritando de frío en medio de la calle.
Cada año lo tengo más claro: el otoño es cosa del pasado. Nuestro clima se parece cada vez más al paso de la sauna a una ducha de agua fría, un shock que te deja el miembro
(2ª nota para despistados: el pene, la polla, el pito, el trasto)
como una muestra gratuita y hace que tus testículos se recojan escroto arriba.
Lo mismo, pero al revés, sucede con la primavera: llega un buen día
(éste sí que es bueno)
en que te quitas la bufanda para ponerte directamente el traje de baño.
El calentón (climático) del que les hablo no es cosa baladí. Piensen si no por ejemplo en qué va a pasar con las cartas de las pizzerías: la clásica pizza Cuatro Estaciones ha dejado de tener sentido.
31.10.05
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