4.8.05
La muñeca rusa
La muñeca rusa está indignada. Le acaban de decir que no tiene vida interior. Pero, ¿qué culpa tiene ella de ser la más pequeña? Un día, aprovechando que su joven dueña las ha colocado en formación, la muñeca rusa esconde en su pequeño corazón de madera el minúsculo huevo de un insecto. Por la noche, y de nuevo a salvo en la tripa de sus hermanas, la muñeca rusa sonríe satisfecha al sentir el latido de la vida en su interior, ignorando por completo que de ese huevo nacerá una termita, y que la misma vida que engendrarán sus entrañas será a la vez su propia condena de muerte.
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