28.6.05

El síndrome de cenicienta

–Si quiere puedo traerle un numero más.
–¿Cómo? ¡Pero si me va bien! ¿No lo ve?
–Yo se lo veo un poco apretado.
–Que sí, hombre, ¡me va perfecto!
–Venga, anda, devuélvamelo.
–No.
–Traiga aquí.
–¡No!
–¿Dónde va? ¡No corra!
–¡Y una mierda! ¡Yo soy tu princesa!
–¡Seguridad! ¡Detengan a esa mujer!

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