Está justo encima de mi escritorio, allí donde se amontonan papeles, facturas, libros, carpetas, libretas, agendas viejas, recibos, paquetes vacíos de tabaco, notas, discos, unas tijeras, bolígrafos, paquetes de pilas, mecheros que no funcionan, lápices sin punta, periódicos, postales, descuentos del supermercado, instrucciones, monedas sueltas, publicidad, botellas de plástico, pañuelos de papel, prospectos de medicamentos, auriculares rotos, una funda de gafas, cartas por abrir e incluso un par de cepillos de dientes.
Y luego me extraño de no encontrar las llaves.
27.4.05
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