26.4.05

El retorno de F

Cuando al pobre de F le diagnosticaron su rara enfermedad, enseguida supo que no le queda mucho tiempo. Casi había estado esperando aquel momento, cuando el doctor le confirmaba lo que él había sospechado desde el principio: su vida, como no podía ser de otra manera, iba a ser breve. Por eso se negó a que le hicieran más pruebas; si con 17 años ya había pasado el ecuador de su vida, no pensaba perder ni un día más metido en aquella estúpida bata de color verde que le dejaba el culo al aire.
Estrechó la mano a su querido doctor, agarró a la enfermera por la cintura y le metió la lengua hasta la campanilla como siempre había soñado hacer, y salió del hospital con paso resuelto, sonriendo al sol que le daba en la cara. Tal vez su vida fuera breve, pero desde luego que iba a ser intensa.

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