7.3.05

Aquí no hay quien viva

Uno ya no sabe si este hombre es un bocazas compulsivo o simplemente pasa que las conexiones de su cerebro hace tiempo que se rompieron. Parece mentira que no aprenda. Debe de ser uno de los pocos animales que no sólo tropieza dos veces con la misma piedra, sino tres, cuatro... Y todas las que se encuentre por el camino.

Tal y como este diario se preocupó en su día de hablarle al señor Z del sinónimo, ahora toca recordarle a PQ en qué consiste el noble arte de la metáfora. No, viejo amigo, las metáforas nada tienen que ver con las comparaciones. Que por algo se dice de ellas que son odiosas.

¿A quién se le ocurre comparar un cráter en medio del Carmel con el hundimiento del Prestige? ¿Qué tendrá que ver la política catalana con un souflé? ¿Y la vaselina? Dígame, ¿dónde hay que ponerla para no hacerse daño?

La última genialidad de este lenguaraz impenitente ha sido comparar su gobierno con una mujer maltratada. A eso le llamo yo entrar con buen pie en el Día Internacional de la Mujer. O no tan bueno, porque ya tenemos otra vez aquí un tropiezo de narices: titulares en la prensa, columnas de opinión, asociaciones feministas montadas en cólera...

Al final uno se pregunta si no será PQ un creativo de pacotilla, un humorista de brocha gorda que, transvestido de President, no hace más que servir en bandeja titulares ingeniosos para convertir este pequeño país en el hazmerreír de toda España.

Como diría aquél, un poquito de por favor, amigo PQ. Le aseguro que con un 3% nos basta.

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