21.6.05

Un desierto en mi cabeza

Con la boca llena de arena, una piedra ardiente me sirve de lengua. Mis piernas son dos ramas secas, las manos dos hojas muertas. Y en el pecho, un tronco hueco, mi corazón es un viejo río que ya no recuerda la última vez que el agua corrió por mis venas inundándome con tu amor.
Sin poder pensar en ti,
un desierto en mi cabeza.

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