11.1.05

Agujeros negros

Hay en la Vía Láctea (que viene a ser el cuenco de leche donde nuestro pequeño planeta flota a la deriva cual copo de avena) un enorme agujero negro que todo lo chupa. El espacio, el tiempo, incluso su propia luz (de ahí su nombre). Tal es su fuerza que otros 10.000 agujeros negros, éstos más pequeños, han acabado girando en órbita a su alrededor. Es la fuerza de atracción de los que se sienten iguales.

Mientras, mucho más cerca (puede que a tu lado), hay gente que también chupa todo lo que encuentra a su paso. Tu espacio, tu tiempo, tus energías. Son aquellos que acaban con tu paciencia (pues también te la absorben), los que te dejan agotado después de estar con ellos. Y más cerca aún –sí, ya podéis dejar el telescopio– está ese agujero negro que reside en nosotros. Es uno que lo quiere todo para sí, que no se cansa nunca de pedir. El egoísmo, un oscuro sentimiento que se traga incluso nuestra propia luz.

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