2.2.05

ADN

–... y mira, un día me dio por eyacular dentro de la taza del váter. Es muy sencillo. Te sientas al revés, mirando a la taza, con la polla bien tiesa en la mano. Te la meneas hasta que no puedes aguantar más y entonces eyaculas dentro. No tienes ni que preocuparte por las salpicaduras. Todo se queda en el agua, o resbalando por las paredes. Después te limpias la polla con papel de váter -tienes el rollo ahí mismo- y tiras de la cadena. ¿Sabes? Resulta gracioso pensar en esos millones de espermatozoides deslizándose cañería abajo, hacia el mar o una planta purificadora o donde sea que va a parar todo lo que tiramos al váter. A saber si esta mañana la purificadora iba mal y queda algo de mí en el vaso de agua que te estás bebiendo. Es del grifo...
–¡Pfffff! ¡Serás cabrón!

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