Tengo una odiosa tendencia a justificarme por todo. Odiosa porque cada vez que me doy cuenta de que me estoy justificando me pongo de los nervios. ¿Por qué coño me estaré justificando ante este tío que no me conoce de nada? Tanta rabia me doy que no puedo evitarlo y empiezo a explicarle a ese desconocido mi odiosa tendencia a justificarme por todo, lo que en el fondo, le acabo diciendo, no deja de ser otra justificación más para justificar que hace un momento me estuviera justificando (premio para quien haya entendido esta frase a la primera). Llegados a este punto, el pobre tipo pone cara de no entender nada, a lo que yo siempre respondo igual: diciéndole que es normal, que no se preocupe, que me pasa a menudo, que me resulta difícil hacerme entender, que no puedo evitarlo, que yo soy así.
Nota para lectores poco avispados: nótese que la alineación del texto, como no podía ser de otra manera, también está perfectamente justificada.
Nota para lectores poco avispados: nótese que la alineación del texto, como no podía ser de otra manera, también está perfectamente justificada.
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