Aparte de llegar tarde a todas sus citas, F siempre era el último en enterarse de las cosas. Por eso todos sus amigos lo disculparon cuando llegó tarde al entierro: sabían que todavía no se habría enterado de su muerte.
¿Me he perdido algo?, preguntó nada más llegar. Y es que aunque tardón y despistado, F tenía un magnífico sentido del humor. Incluso después de muerto.
17.1.05
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