El mismo hecho de nacer ya fue para él la sorpresa. Tuvo que hacerse a sí mismo, siguiendo las sencillas instrucciones de un pequeño trozo de papel que traía bajo el brazo. Buscó a más como él, pero pronto descubrió que sus hermanos eran camiones, norias, inútiles juguetes de plástico que no le hacían el más mínimo caso. Y es que nadie le avisó que la vida iba a ser mucho más complicada que salir de un huevo de chocolate.
22.12.04
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